Criptomonedas, ¿el nuevo oro?
La aparición de las criptomonedas ha traído consigo un nuevo amanecer para las actividades financieras en la era digital. Estas actividades se han visto facilitadas por estructuras económicas informales que rompen con las políticas económicas burocráticas, formales y rígidas de los organismos regulados por el gobierno. Sirviendo de impulso, estas criptomonedas, como Bitcoin, Ethereum, Litecoin, Cardano y otras parecidas, han visto cómo aumenta exponencialmente el interés por ellas. En cualquier parte del mundo, la gente está aprovechando la ocasión para hacerse con ellas. En toda esta locura por una porción de criptomoneda, hay una región que destaca por su interés y fuerza: Latinoamérica y el Caribe.
Algunos analistas han argumentado que esto se debe al secretismo y al amor que las empresas delictivas tienen por sus huellas imposibles de rastrear en la región. No obstante, independientemente de estas opiniones, acertadas o desacertadas, una cosa es cierta: las criptomonedas y su trading cuentan en Latinoamérica con el récord más importante del mundo en cuanto a número de usuarios.
Criptomonedas y estadísticas
Un informe publicado por el portal Statistica confirma que el mayor número de traders se encuentran en Latinoamérica. Cinco países de la región figuran en la lista de los top 10 usuarios con criptomonedas en el mundo. Brasil, Argentina, Chile, México y Colombia. Mientras que algunos prefieren creer que la cantidad de empresas delictivas en estos países es la razón del auge de las criptomonedas, la realidad es que las dificultades económicas que han sufrido estas naciones es uno de los motivos por los que la participación en ellas es alta.

En países como Brasil y Argentina, que han presenciado verdaderas dificultades económicas, el riesgo asociado al trading de criptomonedas no es un obstáculo. Venezuela es el ejemplo perfecto de país latinoamericano abocado a las criptomonedas por sus dificultades financieras. A medida que la moneda venezolana ha sido testigo de un giro a la baja en su valor, los ciudadanos han recurrido a las criptomonedas para muchas actividades cotidianas, incluyendo la ayuda humanitaria.
La falta de acceso fácil a la banca también es otro motivo por el cual estas naciones latinoamericanas han aumentado su participación en el trading de criptomonedas, sin importar su volatilidad. Sobre todo porque, de los 650 millones de habitantes de la región, sólo unos 113 tienen acceso a los bancos. Por este motivo, las personas encuentran más sencillo operar con criptomonedas, especialmente sabiendo que todo lo que necesitan es un smartphone y una conexión a internet. El Banco Mundial afirma que alrededor de un 55% de todos los adultos de Latinoamérica tienen un teléfono móvil y acceso a internet.
La concienciación es otro motivo por el que el trading de criptomonedas ha prosperado en estos países. Las organizaciones no gubernamentales están brotando y están impulsando la concienciación sobre los beneficios del trading de criptomonedas y cómo podría ayudar a aumentar la estabilidad y fuerza económica de la región.
La fuerza de las criptomonedas para las remesas también se suma a la razón por la que América Latina lidera el número de usuarios. Durante varios años, los inmigrantes caribeños y latinoamericanos han enviado incomparables cantidades de dinero a sus países de origen. Las nuevas empresas de estos países han tomado medidas para facilitar la transferencia de fondos de los ciudadanos que viven en la diáspora, remitiendo dinero a sus países de origen.
Independientemente de lo que los analistas piensen, América Latina es un punto clave para que el trading de criptomonedas se convierta en un agente principal en nuestro mundo. Sobre todo porque hay muchos indicios de que podría ser una alternativa viable a las instituciones financieras tradicionales en el futuro, pero antes de que eso suceda, tendrá que haber mucha regulación. No obstante, la región ha mostrado evidencia de que tiene lo que se necesita para liderar el mundo en el nuevo sector del trading digital, y todos tenemos que darle el respeto que se merece.